CURSOS INTENSIVOS. ¿SERÁ ESO POSIBLE?





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Todos ya hemos escuchado muchas veces las insistentes campañas de las escuelas de idiomas a respecto de sus cursos intensivos. Negocios, viajes de placer, participación en seminarios en el exterior o simplemente con la finalidad de obtener algún dudoso tipo de documentación de forma más rápida para agregar al currículum, los motivos varían y el sustrato es siempre el mismo: la codicia de las escuelas para procurar alguna forma de generar un dinero extra utilando la incredulidad de personas desinformadas.
La pregunta básica que todos formulan con respecto a la propia realidad de los cursos intensivos es si ellos realmente sirven para algo. Y es una pregunta relevante, sin duda, pues por su propio formato tales cursos resultan ser más caros que un curso regular. Pues, de acuerdo con los resultados de las pesquisas más recientes en el área de lingüística, la respuesta es: no. Pero vamos con calma. Estamos hablando de lingüística, concretamente. Comencemos entonces por evitar falsas generalizaciones.
La idea de poder acumular conocimiento de forma acelerada es una característica de los cursos basados en información, quiero decir, aquellos en los que el objetivo final es la pura adquisición de información. Tenemos el caso de cualquier carrera universitaria, cursos profesionalizantes, cursos técnicos, etc, en que la persona después de un cierto tiempo de estudio prueba su proficiencia en la materia y como recompensa recibe un diploma, un título, un certificado o algo así. Y ese tiempo de estudio puede ser reducido, de acuerdo con la disponibilidad de la persona. Si yo dispongo de tiempo para ir a clase todos los días voy a conseguir completar mi curso más rápido que mi vecino que sólo puede asistir dos veces por semana, obvio. Estamos en el área de la información, y allí la idea de controlar velocidades y plazos funciona perfectamente.
Si pasamos al terreno de la lingüística las cosas son por entero diferentes. Aprendemos a hablar como una práctica, desde la cuna y mismo antes, desde el útero, por causa de la repetición continua, que nada tiene que ver con la acumulación de información. Un niño tiene una cantidad ínfima de información a respecto del mundo comparada con el manejo cada vez más efectivo que va haciendo de la lengua día a día. Y su información no lo ayuda mucho cuando ya es capaz de comunicarse fluentemente con sus semejantes. Muchos usan, y con bastante aproximación, la analogía del gimnasio. Dicen que aprender una lengua extranjera se parece más a ejercitar el cuerpo todos los días. El proceso falla cuando es interrumpido, todos sabemos, aquellas gorduritas vuelven y nos sentimos otra vez pesados.
La falacia implícita de los cursos intensivos es justamente esa, el factor que no puede ser pasado por alto: el tiempo. Porque en lenguas no hay atajos ni saltos posibles, el perfeccionamiento gradual requiere un tiempo de sedimentación, usted puede hacer un curso en seis meses o en menos, pero va a necesitar tiempo para comenzar a volverse fluente, porque va a tener que practicar mucho, así como va a tener que ir al gimnasio continuamente hasta que su cuerpo se sienta ágil y bien dispuesto. El cerebro puede juntar toda esa información, pero va a necesitar practicarla para que seamos capaces de hablar de una forma suelta y descontraída. Entonces, ¿fluidez en cuatro, seis meses? Mejor olvídese de esas cosas. La fluidez en ese tiempo no vendrá mismo si usted se fuese a vivir en un país donde esa lengua es nativa.
Digamos que usted adquiere un determinado paquete de información en un curso intensivo de inglés o cualquier otra lengua extranjera. Vamos a llamar a ese paquete=100%. Ahora hágase la siguiente pregunta: ¿cuánto de eso usted consigue usar luego de acabado el curso? Después de todo, ud decidió arriesgarse porque precisaba hablar inglés con cierta urgencia, ¿no? ¿En qué medida el intensivo le ayudó a mejorar su capacidad de comunicarse en inglés? Lo que él le dio fue una enorme cantidad de información. De ahora en adelante, o vocé entra en el gimnasio y practica todos los días o sus músculos van a comenzar a deteriorarse. Voy a dejarle un buen consejo: mientras usted esté en el “leg press” o en el”twist lateral”, tenga su audífono bien instalado en sus oídos y no pierda contacto. Y cuando esté volviendo en coche o en tren para su casa, intente de nuevo. Usted se va a asustar de ver al final del día todo el tiempo que estuvo en contacto con su inglés, sin tener que interrumpir ninguna de sus rutinas diarias.

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